martes, 7 de septiembre de 2010

Por sus frutos los reconoceréis

En general es una frase que usamos para darnos una idea si algo viene del Espíritu o no. Si es Fruto del Espíritu o solamente una moción humana. También lo podemos juntar con la frase de "si a alguno de ustedes un hijo le pide pan quién le dara una piedra? si ustedes que son imperfectos pueden dar cosas buenas cuanto más podrá darles el Padre que es perfecto"
También deberían ser visibles los frutos del actuar de ese amor en nosotros.
Sin embargo, aún cuando los frutos son el signo externo de la maduración, no solamente es el fruto una conducta. Hay conductas aprendidas que no son otra cosa que mecanicismos muy elaborados. Hasta los perritos pueden aprender a andar en skate.
Uno de los frutos más importantes que nos puede dar el estar en Jesús es la conversión. Supongo que se puede interpretar también el fruto subsiguiente de la conversión como la nueva capacidad de aprender conductas que antes no podíamos sostener. Puede ser
Pero yo quisiera detenerme un poco en un aspecto más de la conversión. Y es la que apunta directamente a convertir el corazón, o sea, la misma esencia de uno.
Quisiera saber cuanto hay de conducta aprendida y cuanto de legítima conversión de corazón. En cuantos de nosotros no ha producido un cambio y en cuantos si.
Examinadlo todo y quedaos con lo bueno! No es examinar lo que ya está dado. Es examinar TODO, aún lo nuevo e inquietante y a partir de examinar con honestidad y disposición observar los frutos.
La verdadera conversión nos lleva a ser OTROS. Morimos en nosotros para que Jesús viva en nosotros. Llamados a ser otros. Esto es muy importante. Alguna vez pensaron que podría ser "ser otro"? No ser uno mismo con nuevas conductas. Salir de tal manera de uno que uno ya es Otro! Uno aprende entonces a ser extranjero. Empezamos a tener com-pasión por el otro. Ya no soy el que vive, ahora Xto vive en mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario