la manera de la irreverencia
Propongámonos esto. Jugar con hipótesis. Varias. El juego de la pregunta "y por qué no?". Vamos...
Por que no pudo Dios -llamémoslo como queramos, la Energía, el Inabarcable; no importa como lo llamemos, estamos hablando de "eso"- en un momento dado, por propia decisión amorosa decide"encarnarse". Qué se lo impide? De nuevo: Dios en un gesto increíble de amor y de entrega decide "abajarse" (kénosis para el que le interese). Decide despojarse de su poder...algo así como cuando Superman decide despojarse de sus poderes para casarse con Luisa Lane -dejemos de lado las críticas justificadas al imperialismo yanqui de la película-
Decide "encarnarse" en una persona singular. Jesús de Nazaret. Un carpintero.
Este carpintero como buen judío de su tiempo atiende a la llamada de Juan el bautista y se sumerge en las aguas del Jordán. Y cuando sale del agua "los cielos se abrieron para él" (Mc 1:10)
Que hace él? Se va al desierto. No se pone a predicar ni nada. Se va a dejar que esa experiencia sedimente. Se va a enfrentar con él mismo. En la soledad.
Después del desierto empieza su vida de predicador. La gente está sorprendida cuando lo oye. Dicen "no es éste el hijo de José, el carpintero?" (Mt 13:55). Eso viene a ser como si de pronto Julio, el verdulero al que le compro todas las semanas la verdura, un día se pone a predicar y a decir cosas con autoridad acerca de Dios y de la Vida. Entonces este Jesús de Nazaret junta a un grupo de gentes -pescadores al principio, gente básica, sin demasiada cultura de libros- y a algún personaje de dudoso vivir (cobradores de impuestos por ejemplo, en la época un personaje por demás despreciado) y les enseña. Y en un momento dado (al cabo de poco menos de tres años) termina asesinado por los poderes religiosos y políticos de la época.
Termina crucificado. La muerte más degradante de la época. Y crucificado sólo. O sea, junto a dos "lestai" que en el original describe a un activista político de esos tiempos. Digo solo queriendo decir que casi todo su grupo se había dispersado y lo había abandonado. Y muere
Muere casi completamente solo.
De todo su grupo de gente solamente están cerca dos mujeres y el "discípulo amado"
Esta muerte está corroborada en libros de historia. La comentan Flavio Josefo, Plinio, Tácito y Suetonio. Está más allá de toda duda la existencia histórica de Jesús de Nazaret.
Pero algo curioso ocurre.
Sus discípulos se dispersan cuando Jesús es apresado y sin embargo en un momento posterior deciden arriesgar su vida por defender la extraña noción de que este Jesús "había resucitado".
Olvidémonos por un momento del hecho religioso. Por qué un grupo de gente que se dispersa y no se arriesga a estar presente en la muerte de su líder decide salir a contar una historia aparentemente absurda y entregar su vida por eso?
Tratemos de despojar a la situación de sus componentes religiosos habituales. Pensemos en nosotros. Quién de nosotros podría sin más entregar la vida por algo que no valga la pena?
Quiero decir esto: "algo" pasó. Algo importante que hizo que un grupo de gente que ante la aprensión de su maestro desertó y hasta negó su pertenencia al grupo (caso Pedro cuando lo niega) decide más tarde salir a proclamar lo impensable y entregar su vida por eso.
Nuevamente por que no?
Algo fuera de lo corriente ocurrió. Una alucinación colectiva? Tal vez. Pero no todos vieron lo mismo, asi que la probabilidad de una histeria colectiva disminuye. Insisto. Algo pasó ahí. Algo que hizo que un grupo de gente que se escondió cuando lo mataron a su guía saliera a decir algo incluso si eso les costaba la vida. Por qué no?
domingo, 31 de octubre de 2010
jueves, 28 de octubre de 2010
En cosas que no son importantes la Iglesia mantiene una mirada cercana y precisa sobre nosotros, en otras, muchas, de las importantes, aquellas en las que se nos juega la plenitud misma de nuestra vida y la plenitud de nuestra entrega a Jesús no encuentro tanta participación y preocupación, ahí terminamos quedándonos solos para resolver los grises...
Podemos encontrar "normativas precisas" respecto a nuestra sexualidad, a que tan aplicados somos en los ritos, en las formas en que llevamos adelante nuestra vida religiosa.
Ahora bien, en todas esas pequeñas faltas, materias parvas, pecados veniales, faltas de confianza, de calma, de sensatez, exceso de celo, ira, frustración, sutiles faltas de verdad, la cotidiana incapacidad de encontrar puntos justos...en esas sí que quedamos al arbitrio de nuestra conciencia. Y en estas pequeñas acciones que inundan toda nuestra vida, que la constituyen y que la van definiendo a lo largo del tiempo para bien y para mal nos encontramos a "la buena de Dios"
Para bien porque que mejor que estar en sus manos!, para mal porque dónde sino en comunidad, apoyo y búsqueda común es que encontramos el mejor camino? en comunidad porque bien está dicho que "donde dos o más estén reunidos en mi nombre yo estaré entre ellos"
Es en este ámbito donde florece la experiencia cristiana. En las pequeñas decisiones se cuecen las grandes. Éstas son el corolario de un proceso lleno de éstas pequeñas vivencias. Cuanto más poderosas cuanto son numerosísimas.
Las faltas grandes, cuanto más grandes son más esporádicamente ocurren, cuando son faltas muy grandes y encima son periódicas, solemos hablar de patología más que de falta. Pero las pequeñas, las que parece que no nos alejan del Camino. En ellas reside la respuesta. Es ahí donde el Evangelio en vez de ser un código estricto de leyes es la puerta de paso del Espíritu hacia nosotros y de nosotros hacia el Espíritu. Es en esas pequeñas elecciones que quedan fuera de la mirada de las personas de afuera donde se juega el verdadero partido. Es la rajadura del andamiaje de la ley, al justamente estar "más alla" del alcance de la ley. Por eso el Evangelio dice que cada uno va a ser juzgado desde la Palabra que resuena en su interior.
No quiero dejar la impresión de que las faltas grandes no son merecedoras de atención, al contrario, creo que lo son, pero más como obstaculos que hacen más dificil la percepción de lo correcto en el ámbito de lo pequeño. Vamos, a cualquiera se le hace fácil ver un elefante en un living pero no es tan fácil encontrar una hormiguita en el piso de la cocina...
Quiero decir con ésto que las faltas graves empañan los anteojos de la conciencia. Por eso tenemos que cuidarnos de ellas. Pero los anteojos empañados se limpian. Las faltas pequeñas por su pequeñez se pasan por alto.
Las grandes faltas que muchas veces son las que es necesario "confesar", las que "nos podrían condenar para siempre", aquellas a las que tantos han dedicado mucho tiempo y atención, no son importantes en sí mismas sino en tanto empañan la mirada, nos lastran por demás y a la larga obstaculizan el florecimiento de las cosas verdaderamente importantes...las pequeñas
Podemos encontrar "normativas precisas" respecto a nuestra sexualidad, a que tan aplicados somos en los ritos, en las formas en que llevamos adelante nuestra vida religiosa.
Ahora bien, en todas esas pequeñas faltas, materias parvas, pecados veniales, faltas de confianza, de calma, de sensatez, exceso de celo, ira, frustración, sutiles faltas de verdad, la cotidiana incapacidad de encontrar puntos justos...en esas sí que quedamos al arbitrio de nuestra conciencia. Y en estas pequeñas acciones que inundan toda nuestra vida, que la constituyen y que la van definiendo a lo largo del tiempo para bien y para mal nos encontramos a "la buena de Dios"
Para bien porque que mejor que estar en sus manos!, para mal porque dónde sino en comunidad, apoyo y búsqueda común es que encontramos el mejor camino? en comunidad porque bien está dicho que "donde dos o más estén reunidos en mi nombre yo estaré entre ellos"
Es en este ámbito donde florece la experiencia cristiana. En las pequeñas decisiones se cuecen las grandes. Éstas son el corolario de un proceso lleno de éstas pequeñas vivencias. Cuanto más poderosas cuanto son numerosísimas.
Las faltas grandes, cuanto más grandes son más esporádicamente ocurren, cuando son faltas muy grandes y encima son periódicas, solemos hablar de patología más que de falta. Pero las pequeñas, las que parece que no nos alejan del Camino. En ellas reside la respuesta. Es ahí donde el Evangelio en vez de ser un código estricto de leyes es la puerta de paso del Espíritu hacia nosotros y de nosotros hacia el Espíritu. Es en esas pequeñas elecciones que quedan fuera de la mirada de las personas de afuera donde se juega el verdadero partido. Es la rajadura del andamiaje de la ley, al justamente estar "más alla" del alcance de la ley. Por eso el Evangelio dice que cada uno va a ser juzgado desde la Palabra que resuena en su interior.
No quiero dejar la impresión de que las faltas grandes no son merecedoras de atención, al contrario, creo que lo son, pero más como obstaculos que hacen más dificil la percepción de lo correcto en el ámbito de lo pequeño. Vamos, a cualquiera se le hace fácil ver un elefante en un living pero no es tan fácil encontrar una hormiguita en el piso de la cocina...
Quiero decir con ésto que las faltas graves empañan los anteojos de la conciencia. Por eso tenemos que cuidarnos de ellas. Pero los anteojos empañados se limpian. Las faltas pequeñas por su pequeñez se pasan por alto.
Las grandes faltas que muchas veces son las que es necesario "confesar", las que "nos podrían condenar para siempre", aquellas a las que tantos han dedicado mucho tiempo y atención, no son importantes en sí mismas sino en tanto empañan la mirada, nos lastran por demás y a la larga obstaculizan el florecimiento de las cosas verdaderamente importantes...las pequeñas
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